Miguel Acevedo - Presidente de la UIA
La celebración del Día de la Industria nos interpela en relación a nuestro pasado de una forma particular: ¿de qué manera podemos poner ese capital histórico en contacto con el presente y el futuro del sector productivo? Abordar el rol protagónico de la economía productiva en la construcción de un perfil industrial para Argentina, es el primer paso para responder de la mejor manera a esa pregunta y a los desafíos del nuevo siglo.
El primer dato relevante para dimensionar nuestro potencial como Nación industrial es que el sector productivo está atravesado por un ADN diverso, que concentra los mejores activos: emprendedores, PyME, empresas medianas, grandes y transnacionales. Cada uno de ellos delinea una identidad colectiva forjada y sostenida a través del tiempo.
Este año, la Unión Industrial Argentina cumple 130 años de trabajo incansable por ampliar y profundizar esa identidad. Una tarea que ejercemos a partir del respaldo que brindan décadas de representación sectorial y territorial en todo el país.
Como activo indispensable a preservar e intensificar, la identidad emprendedora de los industriales argentinos es una prioridad de cara al futuro. Es la virtud que se potencia en momentos aciagos y que empuja los límites de lo posible en épocas de bonanza. Un diferencial cualitativo al que no es posible acceder a través de estadísticas o mediciones, pero que claramente ha influenciado de manera positiva el desarrollo del sector a lo largo de la historia.
Es esa historia la que nos coloca entre los 20 países que cuentan con un entramado productivo rico en complejidad y sofisticación, el plafón indispensable para diseñar las estrategias de inserción internacional que Argentina necesita. Sin esa base, sería una quimera querer enfrentar los desafíos que este siglo nos propone.
La celebración del Día de la Industria es un buen momento para tomar los disparadores de ese debate y transformarlos en insumos de nuestro progreso. El impulso a la inversión productiva, la articulación con el sistema científico para convertir el conocimiento en innovación, la capacidad de generar empleo de calidad y el carácter federal de nuestro sector son las coordenadas específicas que traza nuestra industria para alcanzar de manera sustentable el futuro.
Somos contemporáneos a los que los expertos llaman “Cuarta Revolución Industrial”. Y los cambios que trae este fenómeno de escala global impulsan a la economía productiva más allá de los límites de lo imaginable. Son transformaciones radicales que constituyen una nueva manera de concebir el protagonismo de las industrias en el desarrollo de los países. Para competir en el mundo globalizado, ganando mercados y generando empleo de calidad, la incorporación de las nuevas tecnologías -tanto en la producción como en el desarrollo de los negocios- se vuelve crucial e indispensable para nuestro sector.
Internet de las cosas, Big Data, Data Mining, Data Analytics, Robótica Colaborativa (Cobot) y Realidad Virtual, Realidad Aumentada, Inteligencia Artificial e Impresión 3D son algunos de los desarrollos que sin duda están cambiando la noción de competitividad y ya están dando ventajas en todo el mundo.
Hoy, celebramos junto a la sociedad las bases que nuestro pasado emprendedor nos brinda para afincarnos en el presente y encarar el futuro con la vocación de siempre.